A cinco semanas de la segunda vuelta electoral que se definirá entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori, la pandemia sigue arrasando a cientos de vidas diarias y miles de contagios. Como si fuera poco, los candidatos no cumplen con los protocolos establecidos para la campaña electoral y desarrollan mítines sin tomar en cuenta el distanciamiento social y en muchos casos el uso de mascarilla. Irresponsabilidad total, la necesidad de captar votos desplaza al hecho de proteger la vida.
Las próximas semanas deben de servir para conocer de forma más clara las propuestas de los candidatos, seremos testigos de las alianzas políticas sinceras o de sobrevivencia, guerra sucia a los candidatos, acomodamientos por conveniencia política o por servicio serio de los políticos, demagogia y populismo y sobre todo falta de propuestas claras. La ciudadanía necesita saber cómo resolverán los problemas del país y no un listado de problemas que por demás es harto conocido.
Para el próximo 28 de Julio los peruanos debemos de tener claro fundamentalmente bajo cualquier circunstancia las acciones para prevenir más contagios y muertes a causa del coronavirus, la reactivación económica con rostro social, la lucha contra la corrupción, las estrategias en seguridad ciudadana, la prevención y resolución de los conflictos sociales; políticas claras en salud y educación; y, la garantía del respeto por la institucionalidad democrática y los derechos humanos para todos sin discriminación ni exclusión de nadie.
Los tres escenarios que se pueden presentar son: en el primer Escenario, garantizar al país de gobernabilidad democrática; llegar a consenso entre actores sociales y políticos en la mayoría de temas; actuación de la política exterior con un amplio margen de autónoma; que el gobierno desarrolle una gestión que satisfaga significativamente las demandas sociales para acabar con la pobreza; un nuevo gabinete de gobierno amplio y dialogante; tener una clase política que apoye las políticas públicas y sean de una oposición responsable y constructiva; garantizar a través del dialogo, la prevención, mediación y la negociación la inversión privada dentro del respeto a las normas internacionales y nacionales medioambientales y de respeto a las culturas regionales y locales; posicionamiento del Perú en cargos importantes a nivel internacional; que los actores sociales, gremiales y políticos apoyen decididamente el fortalecimiento institucional del Estado; crecimiento económico priorizando la inversión social y a los sectores más vulnerables; alto consenso al interior del nuevo Congreso para aprobar las leyes necesarias; y, una mejora sustancial en el nivel de empleo.
También, un crecimiento significativo de la recaudación fiscal a fin que el Estado tenga los recursos suficientes para prestar servicios de calidad y apuntalar el crecimiento de la actividad económica y una continuidad de las políticas sociales; acciones eficaces contra el crimen organizado y los poderes para estatales en el marco de una política nacional de seguridad; fortalecer a los organismos de seguridad mediante un marco legal moderno para que cuenten con recursos financieros, humanos y técnicos suficientes; acciones para combatir a las redes del crimen organizado; lucha frontal contra el narcotráfico, la minería ilegal, los focos de terroristas, acciones de grupos delincuenciales y sicariato organizado a través de un amplio apoyo ciudadano; garantía del respeto por los derechos humanos; confianza en el funcionamiento del sector justicia; y, devolver la esperanza a la población demostrándole con acciones y resultados que el estado fallido en que nos estamos convirtiendo pronto debe ser revertido.
Un segundo Escenario seria: crisis de gobernabilidad; estado democrático débil con poca capacidad para actuar de manera imparcial respecto a los intereses sectoriales y poderes para estatales; consenso entre actores políticos precario y la certeza sobre el uso de los recursos frágil; una política exterior que ve disminuida su autonomía; un gobierno que desarrolla una gestión poco eficaz y con respuesta limitada ante las justas necesidades y demandas sociales; un gabinete de gobierno debilitado y visión nacional; partidos políticos que condicionan su apoyo a las políticas públicas pensando en sus intereses y no en los de la población; un gobierno donde sus acciones de dialogo sean débiles y sin generar confianza en la población; que la inversión privada actúe sin tomar en cuenta las normas internacionales y nacionales medioambientales y de respeto a las culturas regionales y locales; actores sociales, gremiales y políticos que brinden un débil apoyo al fortalecimiento institucional del Estado; un crecimiento económico estacionario y bajo la premisa de continuar en “piloto automático” creciendo para afuera y empobreciendo para adentro; estancamiento de la recaudación fiscal y limitada capacidad del gobierno para transparentar su uso; acciones dirigidas y focalizadas desde el propio estado para alargar los conflictos sociales y no dar solución de los mismos; y, focos de violencia más graves generando temor y desconcierto social.
También, falta de programas para la creación de nuevos empleos; disminución de los ingresos fiscales; debilidad de los órganos de seguridad frente al delito sin lograr implementar un plan nacional de seguridad; ante la ineficacia del estado que permanezcan fuertes e impenetrables las redes del crimen organizado haciendo que aumenten los delitos vinculados a los grupos delincuenciales y sicariato; finalmente, un deterioro a las garantías de los derechos humanos y un sistema de justicia injusto y corrupto.
Y el tercer Escenario es: tener un estado en crisis de gobernabilidad; un sistema democrático en crisis; un gobierno incapaz de actuar frente a los distintos intereses sectoriales y los poderosos que imponen su propia agenda; con medios de comunicación marcando la agenda política; sin consenso entre actores políticos; un gobierno que desarrolla su gestión enfocada en la conflictividad cotidiana, desatendiendo las demandas sociales y las acciones a corto, mediano y largo plazo; un gabinete de gobierno totalmente debilitado; partidos políticos de oposición destructiva que aprovechando la situación política, atacan los programas y políticas que generan crisis de gobierno; inversión privada con desconfía para invertir y se retira del país; actores sociales, gremiales y políticos que bloquean iniciativas para fortalecer la institucionalidad del Estado y deslegitiman su accionar; estancamiento del crecimiento económico, tendencia a la baja y sin inversión social; clima de polarización social y amenaza constante de rompimiento del orden institucional motivado por los poderes para estatales; enfrentamientos continuos con el Congreso; crisis económica sin inversiones y quiebre de muchas empresas; incremento de la conflictividad social con actos de violencia generando pérdidas de vidas, heridos, daños materiales y un desgobierno focalizado en algunas regiones del país; aumento de la informalidad económica; alta tasa de desempleo; caída en la recaudación fiscal que limita al estado en recursos y la prestación de servicios públicos es cada vez más limitada e irregular; el crimen organizado superior a la capacidad de control de los órganos de seguridad; y, total irrespeto a los derechos humanos.
Ambos candidatos deben demostrar en las próximas semanas que tienen la capacidad de gobernar a nuestro cada vez complicado y critico país, la ciudadanía ya llego al límite de su hastío. Una decepción más significaría más pobreza, injusticia y abuso que nadie podría aguantar. Del cómo resolverán los problemas del país, dependerá nuestro voto.
Hasta la próxima semana.