Habló el pueblo

Fortalecer la institucionalidad democrática es aceptar la decisión del pueblo. Este resultado es el reflejo de la polarización del país: entre el centralismo de Lima versus el olvido a los más pobres. Así como la pandemia desnudo el sistema de salud, estas elecciones evidencian el cansancio del pueblo y la necesidad de atender a los sectores que han estado en el olvido del estado y han sido permanentemente excluidos.

El país se ha visto gravemente afectado por la pandemia, con un descenso del Producto Bruto Interno de 11.1 % en el 2020 el mayor retroceso en 30 años, caída del empleo en promedio 20%, colapso de los sistemas de salud, incremento de la extrema pobreza y pobreza; y, la incompleta ayuda social del gobierno para proteger a la población vulnerable y apoyar a las empresas, etc. Agregado que el déficit público aumentó a 8,9 % en 2020, desde el 1,6% del año anterior, la caída de los ingresos por la impactante contracción de la actividad económica.

La crisis política de este quinquenio que termina con cuatro presidentes y dos congresos y el comportamiento de la clase política tradicional, fueron las causas del despertar de la población que en su mayoría estaba permanentemente esperanzada en que algún día lleguen los cambios necesarios para salir de la pobreza. De nada vale demostrar cifras macroeconómicas para demostrar que somos un país pujante, cuando millones de personas no pueden alimentarse a diario.

La segunda ola de la pandemia por el COVID está ocasionando más dolor y sufrimiento en cientos de familias peruanas, más fallecidos diarios, casi nula respuesta del estado para mitigar en algo los decesos, falta de oxígeno, negociados de empresas privadas y la falta de vacunas hace que quienes menos tienen son los que más sufren.

El país necesita cambios y todos los candidatos han ofrecido cambios. Los votantes hemos asumido una gran responsabilidad, no debemos de conformarnos o lamentarnos con haber votado, debemos de tener la capacidad de exigir, reclamar y vigilar que el Perú cambie, ya no se quiere más de lo mismo, el pueblo ha expresado con su voto el hartazgo de la política y los políticos, quiere optar por un extremo u otro, pero lo que es claro es que no quiere ese famoso “piloto automático” que funcionó en el pasado y que hoy es insuficiente.

Necesitamos un gobierno capaz de transformar la desigualdad en igualdad y la injusticia en justicia.  Que lleve agua y desagüe a todos los peruanos; a una educación pública de calidad; a un servicio de salud pública sensible, oportuno y eficaz; a formalizar el país: a contar con una infraestructura para el desarrollo de los pueblos; y, a liberar a los peruanos de la corrupción, de la discriminación, de la inseguridad; y, del delito.

Merecemos un gobierno que sepa dialogar y consensuar, que sea tolerante y a la vez fuerte, que sea para todos y trabaje con todos, que apoye al excluido y olvidado, que sea honesto y solidario y capaz de alcanzar la justicia social, respetando los derechos humanos y trabajando cada día en la reducción de la pobreza para hacer un país por fin diferente.

La nueva campaña para la segunda vuelta entre el candidato Castillo y quien los resultados arrojen como su contendor entre de Soto, Fujimori o Lescano debe verse sin apasionamientos ideológicos o extremistas, debe saber leerse a los candidatos en su realismo por sus promesas y la forma en realizarlas.

El ser humano por naturaleza tiene temor a los cambios y prefiere mantener lo mismo especialmente si su forma de vida seguirá igual, es hora de dejar el individualismo, el egoísmo y el conformismo. Castillo y su contendor deben ser vistos como peruanos que quieren lo mejor para el país, cada uno desde su visión y su compromiso, debemos escucharlos, acompañarlos, entenderlos y decidir por uno de ellos.

El Perú ya no merece más de lo mismo, decidamos por quien tiene un compromiso social, por aquel que deje a lado sus intereses partidarios y sectoriales, y por quien garantice reconstruir el tejido social haciendo de la política un instrumento decente. Las próximas semanas son decisivas para todos.

Hasta la próxima semana.

Sobre Luis Felipe Polo

Doctor en Teología, MBA, docente y experto en resolución de conflictos y derechos humanos.

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