El silencio de la complicidad

Nunca nuestra Cancillería se ha visto tan mancillada como ahora primero con la designación de una persona a quien el término “impresentable” le queda corto, una designación que parecería adrede con el ánimo de quebrantar su institucionalidad y, es que no se midieron las consecuencias de una decisión que hoy le está cobrando una factura muy alta al gobierno improvisado y comunista del Señor Castillo Terrones y más aún a todos los peruanos y peruanas.

No solo es el pasado guerrillero del señor Béjar hoy Canciller de la República del Perú y que en caso de no renunciar tendrá que esclarecerlo ante el Parlamento, sino que, sumado a ello, declaró que el terrorismo lo inició la Marina de Guerra del Perú. No es una “mera declaración” es una afirmación, es lo que siente y piensa no importando sí fue ahora o en el pasado, es su perfil, carácter y personalidad. Por lo que no podría decirse que “fueron desafortunadas” sus declaraciones. Desafortunado es el Perú con esta designación de Héctor Béjar como canciller.

Una persona con esos perfiles y convicciones ideológicas de terror no puede ni debe ser un ministro de Estado y menos asumir un despacho ministerial que tiene por finalidad ejecutar la Política Exterior y las relaciones internacionales que es la representación de nuestros intereses nacionales hacia la comunidad internacional, siendo uno de ellos, la lucha contra la corrupción, el terrorismo y el narcotráfico. Entonces, es un contrasentido que una persona que está del otro lado del espejo pueda representar nuestra política exterior. ¿Cuesta mucho entender esto?

De otro lado, se necesita algo dignidad para poder renunciar ante el repudio nacional que bien ganado lo tiene el Sr. Héctor Béjar hoy canciller. Sí en algo se respeta así mismo, su renuncia debería concretarse en horas de este día y no esperar a pasar por una interpelación, que no tiene sentido alguno, porque el mismo se ha autocensurado.

También tiene que servir esta experiencia para el cuerpo diplomático del Perú al menos los que están en situación de retiro tendrían que haber alzado su voz de protesta, defender su institucionalidad y no guardar silencio de complicidad ante los hechos. La defensa de la institucionalidad y más de una institución bicentenaria como es nuestra Cancillería es tarea de todos los peruanos y peruanas.

Sobre Lesly Llatas Ramírez

Abogada, docente y Magister en Derecho Constitucional y Derechos Humanos. Especialista en Derechos Humanos, Internacional, Internacional Humanitario y Constitucional.

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