Chile y sus propósitos refundacionales.

La sociedad chilena confronta un proceso político signado por un gobierno liderado por un presidente forjado en las luchas estudiantiles, ex Diputado y con escasa experiencia en gestión pública y emprendimiento privado. Por otro lado, tiene la mirada puesta en la Convención Constitucional que tiene el encargo de redactar una nueva Constitución.

El llamado «estallido social» constituyó un punto de quiebre para un país que se convirtió en un referente en América Latina en las últimas décadas. El gobierno de Salvador Allende influenciado por el castrismo, no fue capaz de llegar a acuerdos con la Democracia Cristiana en los años setenta en un contexto de guerra fría, lo que hubiera impedido la irrupción de los militares en política. La generación chilena que alentó la formación de la Unidad Popular entendió años después, que era necesario promover un gran acuerdo político para recuperar la democracia, dar estabilidad política al país, atraer inversión y reducir la pobreza.

La Constitución de 1980 aprobada durante la dictadura militar fue modificada sustancialmente durante los gobiernos de la Concertación, sin generar mayor sobresalto político. La elección de convencionales de manera paritaria y con la reserva de asientos para los «pueblos originarios» pretendió supuestamente democratizar la elección de una Convención que ha tenido el encargo de redactar una nueva Constitución. Luego de largos debates, los convencionales han aprobado un borrador (con cargo a redacción final) que será finalmente puesto a consideración para su aprobación o rechazo por el electorado (el próximo 4 de Setiembre).

El gobierno del presidente Boric está demostrando que no es capaz de liderar a un país afectado por las consecuencias de la crisis sanitaria, las presiones inflacionarias, un mayor gasto fiscal y por la autorización para hacer efectivo sucesivos retiros de los fondos de pensiones administrados de manera privada.

El presidente Boric cuando asumió la presidencia de su país juró «por el pueblo y por los pueblos de Chile» y consideró válido preguntar cuántos pueblos existen en Chile. Chile hoy se beneficia por el alza del precio del cobre en los mercados internacionales, pero a la par su economía se retrae por una caída de las inversiones, la fuga de capitales y la falta de confianza hacia un gobierno que espera gobernar a partir del texto de una nueva Constitución marcada por conceptos adscritos al feminismo, la plurinacionalidad y una supuesta reinvidicación de los pueblos originarios.

El extenso borrador de la nueva Constitución chilena tiene claros propósitos refundacionales y en parte recoge conceptos esenciales de la Constitución de Bolivia aprobada durante el gobierno de Evo Morales. Chile con decenas de Tratados de Libre Comercio vigentes, con una economía abierta; hoy pretende bajo el liderazgo de una joven generación heredera de los logros alcanzados en democracia, a partir de un texto constitucional supuestamente progresista cuestionarlo todo y de manera irresponsable involucionar política y económicamente.

Sobre José Torres Iriarte

Abogado, Analista político e internacional Correo:

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