El próximo domingo 11 de abril, los peruanos elegiremos al nuevo Presidente y Congreso de la Republica para el quinquenio 2021-2026. Las encuestas hechas públicas adelantan que habrá una segunda vuelta para elegir al presidente entre los dos candidatos que obtengan las más altas votaciones; sin embargo, las cifran están tan cerradas que nadie se atreve a predecir quienes pasarán a la segunda vuelta.
No ha sido fácil para los candidatos en medio de la pandemia llegar hasta el electorado y convocar a grandes mítines como usualmente ha sido. Perú no es el único país donde las campañas electorales han sido perjudicadas, en todos los países del mundo donde se han realizado elecciones locales, estatales y generales los candidatos han tenido que acudir a las redes sociales y otras formas interactivas para llegar a los electores.
Básicamente los temas de campaña han sido sobre propuestas del manejo de la pandemia, el acceso a la salud, la reactivación económica y todo lo que ello implica, corrupción y seguridad. Otros pocos temas, han sido tocados superficialmente.
La crisis política del quinquenio que concluye ha tenido a cuatro presidentes de la república y dos congresos, más de 1.6 millones de personas contagiadas, alrededor de 55 mil fallecidos, sin la firma de contratos para la adquisición de vacunas, con un presidente, ministras y otros funcionarios vacunados a escondidas; sin medidas suficientes de apoyo a los sectores más vulnerables, etc., agregado al hartazgo popular de los robos, asaltos, sicariatos, asesinatos; y, rematados con actos de corrupción no solo aprovechándose de la pandemia, sino también a todo nivel del sector público.
El país necesita cambios y todos los candidatos ofrecen cambios. Como siempre y como nunca son capaces de vender su alma al diablo con tal de llegar al poder, prometen y prometen, listan el que harán, pero no son claros en el cómo lo harán. Lo mismo de siempre.
Los votantes asumimos una gran responsabilidad, no debemos de conformarnos o lamentarnos con asistir a votar, debemos de tener la capacidad de exigir, reclamar y vigilar que el Perú deje de ser el país que solo se vende por tener buena comida, pero que dentro hay millones que no tienen que comer a diario; dejemos de ser el gran país que se vende bien para afuera, cuando por dentro estamos quebrados como sociedad.
En este bicentenario es momento en que la sociedad asuma mayor protagonismo político no solo para este nuevo quinquenio sino para retar a la clase política a que cumplan sus compromisos. Ya no más partidos políticos en alquiler y grupos que solo se organizan para época electoral, es hora de reconstruir o construir una nueva institucionalidad política partidaria, con solidez en doctrinas modernas y no retrogradas, abiertas y tolerantes, visionarias e inclusivas.
Necesitamos líderes políticos que transformen las relaciones e interacciones sociales cotidianas dentro del país para transformar la desigualdad en igualdad y la injusticia en justicia. Que lleve agua y desagüe a todos los peruanos; a una educación pública de calidad; a un servicio de salud pública sensible, oportuno y eficaz; a formalizar el país: a contar con una infraestructura para el desarrollo de los pueblos; y, a liberar a los peruanos de la corrupción, de la discriminación, de la inseguridad; y, del delito.
Tenemos una nueva oportunidad para abrir una nueva página positiva en la historia del Perú, donde Gobierno y sociedad evidencien que el diálogo alturado y honesto sigue siendo la herramienta más útil para hacer de los peruanos cada día más solidarios; y, a su vez sea el inicio de una lucha de todos los peruanos para alcanzar la justicia social, respeto a los derechos humanos y trabajar cada día en la reducción de la pobreza para hacer un país por fin diferente.
Los nuevos presidente y congresistas de la republica deben de demostrar un compromiso social, dejar de lado sus intereses partidarios y sectoriales, hacer todo lo necesario para reconstruir el tejido social peruano y luchar por hacer de la política un instrumento decente; caso contrario, el próximo quinquenio será igual o peor y mas de lo mismo ya no será soportado por nadie.
Hasta la próxima semana.