La transición de gobierno constituye un cambio trascendental en la historia política de los países. A través de este proceso se busca trasladar la información a la persona electa como presidente y a sus colaboradores que posiblemente conformarán el próximo gobierno.
Esta información debería servir para que sin demora adopten las decisiones que consideren más oportunas de acuerdo con su visión y programa político, fortaleciendo y consolidándose el ejercicio democrático en los estados.
El proceso de transición también debe representar un acto de buena fe por medio del cual se transmiten las lecciones aprendidas y se conoce el estado en el que se encuentra cada uno de los asuntos que han sido y están siendo conocidos por los despachos ministeriales y otras instancias del ejecutivo que serán sujetas de cambio de autoridades superiores.
Toda transición debe ser ordenada, transparente e informada para contribuir a la sostenibilidad de aquellas políticas públicas que benefician a la población, identificar sectores que no han sido atendidos de la mejor manera; y, propiciar nuevas políticas de Estado.
Los principales objetivos que se persiguen con la transición política son el fortalecer a la democracia como sistema político; promover la continuidad de políticas públicas claves para los países en los sectores prioritarios; trasladar la información necesaria, las experiencias de gobierno y las lecciones aprendidas para optimizar el trabajo y reducir el tiempo de aprendizaje de las nuevas autoridades; y, sentar las bases para que la transición de administraciones constituya un mecanismo institucionalizado que fortalezca al Estado.
Un transparente proceso de transición de gobierno debe tener como contraparte a las autoridades electas y a sus principales colaboradores designados a fin de entregarles operativamente la información de cada uno de los respectivos despachos, trasladar las bases de datos, la documentación sobre la gestión de políticas sustantivas, administrativas y financieras; y, un análisis de los desafíos políticos, técnicos, administrativos y financieros, así como los elementos más políticos y probablemente más conflictivos de la gestión.
Todo proceso de transición de gobierno debe ser transparente para quienes asuman el gobierno y también para las sociedades quienes debemos asumir no solo una posición vigilante sino participativa para consolidar a la democracia como único sistema de participación pública.
Hasta la próxima semana.