Columnista Gastón Quevedo Pereyra

¿Los latinoamericanos en elecciones: votan o botan?

América Latina es un continente de ensayo para la historia de la humanidad desde las épocas de los descubrimientos, conquistas e invasiones, modas y canciones siempre todo llega décadas después y las costumbres, humores, simpatías o antipatías son tomadas y por si fuera poco sino son tomadas son introducidas subrepticiamente, pero de que llega y es aceptada o sometida una corriente o idea ajena, lo es.

Las elecciones son la prueba principal de ello a tenor de las últimas 3 elecciones generales en tres países que se caracterizaron por ostentar un modelo económico exitoso y de crecimiento económico en la región: Perú, Chile y Colombia, con altos indicadores socio económicos, donde la extrema pobreza se redujo considerablemente a comparación de los demás países de la región; empero el modelo es cuestionable dado que no llegó en definitiva a la totalidad de los sectores, pero si permitió inversión, empleo y posicionamiento internacional.

En el caso peruano, Pedro Castillo un desconocido candidato derrotó a Keiko Fujimori quien por tercera vez consecutiva perdía una elección generalizando la idea de que cualquiera podía ganarle en una segunda vuelta, situación repetida en las últimas elecciones peruanas; la hija de Alberto Fujimori, literalmente moría ahogada en la playa cediendo menos de un dígito porcentual un día antes de la votación, acusada por la justicia peruana desde hace varios años, pero a la fecha sin sentencia condenatoria.

Fujimori defendía el modelo establecido mediante la Constitución de 1993, Castillo reclamaba el cambio total del mismo. A nivel educativo desde colegios y universidades se enseña en Perú que la corrupción, las desigualdades, las inequidades, la violación de derechos humanos es culpa y responsabilidad natural del fujimorismo y de su Constitución además de la conquista de España sobre América Latina; empero no sindican a Sendero Luminoso ni a su líder Abimael Guzmán en sus textos como responsable de muertes, violaciones de derechos humanos, destrucción del Estado al extremo de señalarlo en algunos casos como un luchador social y en otros, ni siquiera es mencionado en textos o sesiones de clases.

Si la generación de 18-35 años es preguntada por Guzmán, la gran mayoría no sabe de quien se trata, pero sus padres y abuelos si padecieron, tanto el genocidio de Sendero Luminoso como la corrupción de los años noventa.

En el caso peruano, durante la primera vuelta realizada el 10 de abril del 2021, Castillo obtuvo 19.09% y Fujimori 13.36% ambos deslegitimados, en que los candidatos que figuraban primeros, segundos y terceros, curiosamente culminaron en los lugares 4, 6 y 7 y las propuestas de unión civil o matrimonio igualitario, aborto libre, consumo libre de marihuana que durante casi una década fue punto obligado de difusión y acaloradas conversaciones en universidades, colegios y redes sociales, no fue tomada ni mencionada a la fecha por los partidos que pasaron a segunda vuelta, ni durante la misma, ni en la actualidad.

Para la segunda vuelta, un comprobado sector de electores votó por Castillo para que el fujimorismo no llegue al poder sin dejar de lado el agotamiento del modelo de libre mercado y así Perú Libre obtuvo el 50,125% de los votos, mientras que su rival, Keiko Fujimori, de derecha, recibió el 49,875%, de acuerdo a los resultados de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), una diferencia de 44,058 votos, es decir el equivalente al Estadio Nacional de Lima, el fujimorismo reclamó irregularidades y fraude electoral, situaciones que a la fecha no fueron acreditadas.

En los debates, los planes de gobierno, de gestión pública de ambos grupos no fueron ventilados con propiedad, ni siquiera promesas de campaña a profundidad en que Castillo siempre señaló cambiar la Constitución sin fuerza convincente, puntual, sustentada y Fujimori ofrecía defenderla, con breves cambios sin ninguna precisión significativa.

El caso chileno es similar, al adelantarse elecciones generales tras una manifiesta insurrección popular, en que Gabriel Boric suma el 55,87% por el 44,13% de José Kast, que fue el ganador en la primera vuelta el 21 de noviembre del 2021, cabe señalar que Boric será el primer presidente que no forma parte de los dos grandes bloques (centro-izquierda y centro-derecha) que se repartieron el poder desde el retorno a la democracia en la década de los noventa; es decir, en Chile votaron para que no siga dicha orientación, a diferencia de Kast, el joven izquierdista ha respaldado el trabajo de la Convención Constituyente y su agenda transformadora sintoniza con el sentir mayoritario de los chilenos, que tras el estallido y la pandemia han reclamado mayores derechos sociales, más presencia del Estado y cerrar la desigualdad que no ha corregido el crecimiento económico del país en los últimos años.

Empero tras estar a puertas del referéndum que legitimaría el borrador de una nueva Constitución Chilena con más de 500 artículos, el Chile post Boric presenta en las calles un masivo proceso de protesta similar o mayor a los encabezados por el novel presidente comunista

En Colombia ocurrió algo similar, el “ganador” de la primera vuelta, perdió en la segunda, Gustavo Petro, candidato de la coalición de izquierdas Pacto Histórico, obtuvo en el balotaje 11.281.013 votos (el 50,44 %), una ventaja de 700.601 sobre su rival, el populista independiente Rodolfo Hernández, que recibió 10.580.412 sufragios (el 47,31 %). (Ganó primera vuelta el 29 de mayo 2022 con más del 40% de los votos).

Es la primera vez que un izquierdista gana elecciones en Colombia, ofrece asamblea constituyente y una fuerte presencia estatal en un país donde el libre mercado posicionó a dicho país en una economía estable, sostenible, exportadora a pesar de los problemas de guerrilla, violencia y narcotráfico tan presentes en su cotidianeidad.

Veamos similitudes y diferencias en los tres procesos:

1.- Castillo, Boric y Petro ofrecieron nueva Constitución, señalaron que el libre mercado debe desaparecer, ofrecen control de precios, limitar la inversión extranjera y fiscalizar la actividad privada; los derrotados, no.

2.- Fujimori, Kast y Hernández, no ofrecieron cambiar de Constitución, mantener el libre mercado, no ir a control de precios, garantizar la inversión extranjera y privada, los ganadores, no.

3.- En los tres países el modelo económico de libre mercado no llegó a todos los sectores, pero los indicadores de empresa, trabajo, inversión estaban por encima del promedio del resto de América Latina durante décadas; en los países donde se instauró el modelo que ofrecen los ganadores no se han registrado indicadores de bienestar económico, crecimiento económico, mayor inversión privada y por el contrario la presencia estatal se ha incrementado en todos los sectores, la reelección presidencial se ha legalizado, no hay alternancia de poder y tampoco separación de poderes.

4.- En los tres países señalados la población estaba al tanto y consciente de lo señalado líneas arriba y votó como hemos apreciado, es decir a favor y en contra, sin analizar, precisar, estudiar concienzudamente planes de gobierno, de manera emotiva, emocional, instintiva, tras marchas en algunos casos masivas y en otras limitadas a redes sociales y medios de comunicación; preguntamos entonces:

¿Los latinoamericanos en elecciones: votan o botan?

 

 

Sobre Gastón Jorge Quevedo Pereyra

Doctor en Derecho, Magíster en Derecho Civil y Comercial, con, Diplomado en Seguridad y Defensa Nacional. Abogado Arbitro y Conciliador Extrajudicial, Asesor en temas de Derecho Laboral, Administrativo, Municipal, Penal y Tributario, desempeñando sus actividades tanto en entidades del Estado y privadas. gastonquevedopereyra@gmail.com

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